Aunque no lo firma, es de todos sabido que el editorial del Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara es de la autoría del inefable Cavernal Sinbozal, es imposible para una personal tan cerril y agresiva como él el quedarse callado, aunque sus abogados le aconsejen no abrir la boca mientras se lleva a cabo la demanda por difamación que tiene en su contra.
Me he permitido contestarle, pero en caso de que censuren mi comentario, lo repito aquí:
Así escriben:
Estimados lectores:
Quiero hacer algunas reflexiones sobre las leyes que se han aprobado  en el Distrito Federal y por la Suprema Corte de Justicia de la Nación  (SCJN); reflexiones tranquilas y serenas que hagan luz, sobre todo en la  gente de buena voluntad.
Se aprobó el aborto hasta las 12 semanas; la píldora del día después,  diciendo que no era abortiva; los matrimonios de personas del mismo  sexo; la adopción de niños por parte de estas parejas, y cosas  parecidas.
Es una serie de leyes inmorales, muy perjudiciales para el país, que si  se ponen en práctica, dañarán sobremanera la vida de esta Nación y la  institución del matrimonio.
Lo primero que debo decir es que estas leyes son contrarias al orden  natural, a la Ley Natural, que todos llevamos impresa en el corazón, y  que está inscrita en la Naturaleza. Ésta nos enseña que los seres vivos  corporales son sexuados; las plantas, los animales y el hombre son  sexuados: sexo masculino y femenino, sexos que son complementarios y,  además, que aportan vida, que son fecundos. Esto es lo primero: se daña  el orden natural. Es claro que en un espíritu positivo de legislación no  se atiende a lo natural, sino a lo que la mayoría diga.
En segundo lugar, se daña o se contradice a la Sagrada Escritura, a la  fe cristiana compartida por la mayoría del pueblo de México. Por lo  tanto, da como resultado (y esto es lo tercero), que esas leyes van en  contra de la opinión de la mayoría; incluso, hubo encuestas referentes,  por ejemplo, a la adopción de niños por parejas de homosexuales, y la  mayoría de las personas dijo estar en desacuerdo.
Por lo tanto, esas leyes son dictatoriales, son contrarias a la  democracia, denigran la representatividad de los gobernantes y de los  legisladores, quienes no tienen poder absoluto, sino el que les da el  pueblo al que representan, y no pueden legislar ni en contra de la Ley  Natural ni en contra de la voluntad del pueblo, que desaprueba esas  cosas. Hay encuestas que son conocidas públicamente, y ponen de  manifiesto una dictadura de ese tamaño.
Lo que se hace por las personas particulares les daña a ellas o a un  círculo pequeño; pero lo que se hace por los gobernantes, entre más  representación tengan, más daña; el círculo de perjuicio es más grande.
El Distrito Federal tiene muchos millones de habitantes que han sido  dañados con esas leyes. De hecho, están funcionando las clínicas para  los abortos. Se presumen alrededor de 40 mil abortos que se han  realizado, y la Suprema Corte legisla para toda la Nación, ¿Cómo es  posible que unos cuantos individuos legislen para 110 millones de  mexicanos sin tomarlos en cuenta, sin requerir la opinión de la mayoría  de los mexicanos?
Vamos a pedir a Dios por el Magistrado que murió, víctima de un infarto,  en Londres, vacacionando con su familia. Ojalá que haya pasado a mejor  vida. Eso sí, pasó a las manos de Dios para ser juzgado.
Quisiéramos que las leyes injustas se revirtieran; que pudiéramos  reflexionar y echar marcha atrás en esas normas, como digo,  dictatoriales, y que un pueblo que quiere la democracia no debe  permitir.
Yo les refuto sus cuestinables  y muy desviadas afirmaciones así:
Quiero refutar de la manera más atenta lo dicho en este artículo:
1- De ninguna manera las leyes aprobadas de manera local dañan al  país o al matrimonio, aunque siguen repitiendo estas afirmaciones hasta  la fecha no han aportado pruebas al respecto.
2- La ley natural, la que funciona en la naturaleza, es contraria a la  que ustedes ostentan, pues en la creación existen especies asexuadas y  hermafroditas, las especies que presentan comportamientos homosexuales  se cuentan por varios cientos; en nada se daña al orden natural.
3- Hay que tener en cuenta que lo que es sagrado para unos no lo es para  otros, es necesario convivir de la manera más civilizada sin imponer  las creencias de unos sobre otros; ser mayoría no las hace más  correctas.
4- Totalmente equivocado el creer o hacer pensar que lo legislado por  representantes elegidos democráticamente es dictatorial; legislar sobre  libertades individuales no atenta contra nadie, ninguna libertad debe  estar supeditada a lo que quiera una creencia.
5- Nadie ha sido dañado por leyes que otorgan una libertad, hasta el  momento ninguna manifestación multitudinaria ha exigido la derogación de  lo legislado.
Les recuerdo que es de ámbito local y que las libertades individuales no  son sujeto de votación; en dicho caso, hay que votar por restringir la  intromisión de autoridades eclesiásticas en la legislación y democracia  públicas.
Reitero de la manera más atenta que la píldora de emergencia NO es  abortiva, una vez implantada la mórula no es efectiva, por favor ya  dejen de publicar mentiras a modo.
Encuentro muy deleznable su postura respecto al ministro fallecido, en  unas pocas palabras lo recuerdan y lo condenan al mismo tiempo ahora que  ya no puede defenderse ¡qué cristiano de ustedes!
Aunque no es de sorprenderse, sus cada vez más desesperados escritos deben ser refutados una y otra vez hasta que la verdad se cuele entre los entretelones de sus sotanas, que bastantes crímenes tienen que ocultar.
 
 
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